Cuando digo que no tengo facilidad para la música, casi nunca me creen. Pero es la más pura verdad. La música fue el estudio que más dificultades me presentó en mi vida. Pienso que me dediqué a ella en parte por lo importante que era para mí lo que experimentaba escuchando algunas músicas, pero también porque me significó un desafío, un enorme esfuerzo, algo con lo cual medirme.
Sin embargo hubo un aspecto de la música que no me fue difícil, sino todo lo contrario, y eso fue el lograr producir sonido en la la flauta traversa. Cualquiera que lo haya intentado, o que haya visto a otra persona intentarlo, sabe lo difícil que es obtener un sonido al soplar una flauta traversa. La mayor parte de las personas que lo intentan desisten muy pronto. Y los que lo logran, es muy común que demoren semanas, e incluso meses, en llegar a sacar un sonido medianamente agradable del instrumento. No estoy hablando de tocar música, sino solamente de poder producir un sonido a voluntad.
Comentaba en otro lugar, que mi primer maestro de flauta, Lars Nilsson, me dijo una vez que uno solo puede enseñar bien lo que le ha resultado difícil aprender. Doy fe de que es así. Porque si hay algo que me resulta difícil de enseñar, y que no enseño bien, es precisamente, la producción del sonido en la flauta, porque fue lo único que no me costó en absoluto. De hecho, la primera vez que me puse una flauta en la boca, soplé y sonó. Y no solo sonó, sino que el sonido que salió era bastante agradable.
Por eso, cuando me toca ayudar a un alumno que no logra hacer sonar la flauta, me resulta muy difícil, y de hecho es algo que no me gusta hacer y que trato de evitar.
Recuerdo algo curioso de mi primera clase de flauta con Lars Nilsson, y fue que al terminar, cuando estaba abriendo la puerta para irme, Lars me dijo "Muchas gracias". Recuerdo que me sorprendió mucho. Creo que eso habla de dos cosas. Por un lado, de lo contento que debe haber estado él de recibir un alumno que tuviera tanta facilidad para hacer sonar el instrumento. Pero por otro lado habla del maestro tan generoso y dedicado que es Lars.
Y hoy lo puedo comprender, porque muchas veces siento profunda alegría y agradecimiento cuando un alumno deposita su confianza en mí y puedo ayudarlo a recorrer el camino maravilloso de aprender a tocar un instrumento.